“Creo que cualquier cosa implica todas las cosas, así que aquí tenemos unas tapes para dormir, espero que te inspiren suaves sueños”, dice la inconfundible voz de Bridges, en fauxhipnotismo.
A lo largo del álbum Bridges –el torpe maestro de ceremonias– musita intercaladas frases exhortándote a dormir a la vez que también llama a que te despiertes en un confuso caos de instrucciones neuroprogramativas. Canciones de cuna, dulces arrullos, samples de noches espaciosos con estrellas y plácidos páramos interrumpidos por pasajes discordantes, erupciones nocturnas. Por momentos evidentemente las tapes son sustancia de pesadilla y de malos chistes, pero quizás todo se redime por los acentos patosos de la voz de Bridges que remiten al legendario “Dude” de la cinta Big Lebowski, con su pop tao, así que llévatela leve y aguanta vara. O sonríe y fuma un porro antes de dormir.
Bridges confiesa: “Una de las cosas que hago para relajarme es tararear”. Y luego produce un sollozo perturbador en medio de un soundtrack de misterio. Dulces sueños.
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